Amor.
Jungkook llegó junto a Yugyeom hasta donde habían sido citados. Estaba muy emocionado por haber logrado ver al encargado de vender locales en puntos importantes de la ciudad.
—Ha sido un gusto cerrar trato contigo Fion.
—Un gusto para mi Jeon, será un placer venderte este lugar, me alegra que te haya gustado —dijo el hombre apretando la mano del castaño.
—Es el mejor que tienes en esta zona, no podía dejarlo ir.
—¿Y se puede saber para que lo quieres?
—Mejor dicho para quien —respondió sonriente—. Quizás algo de buena gastronomía fuese bueno por esta avenida, ¿no lo crees?
—¿Acaso Yugyeom cocina? —se burló con cariño.
—¿Por qué sería él?
—Bueno, no quiero ser imprudente pero según me dijo que este lugar era para él, algo así como regalo de aniversario, felicidades por cierto —palmeó el hombro del ojiazul quien quería entender bien lo que escuchó.
—¿Yugyeom dijo eso?
—Algo así, me dijo que eran pareja y querían este local para él, no me dijo que harían pero que era un detalle de tu parte.
—Solo, no creas nada de lo que diga, ¿bien? —contestó cansado de las cosas del otro—. Entonces, yo te aviso cuando haga el resto del depósito, nos vemos Fion.
Ambos hombres se despidieron, el castaño caminó a la salida encontrándose con Yugyeom quien colgó rápidamente la llamada que estaba atendiendo.
—¿Todo listo?
—Mhum, antes de irnos y dejarte en donde quieras, por favor Yugyeom, no digas que tú y yo somos algo, no me dejes como alguien comprometido porque no lo estoy, no contigo —reclamó molesto.
El chico boqueó sin saber que decir.
—Lo hice para que nos atendiera más rápido, Fion ha estado interesado en mi, ¿sabes?
—Pues deberías quedarte y coquetearle a él, nos vemos Yugyeom —dijo sin más subiendo a su auto. El otro imitó su acción subiendo de lado del copiloto.
—¿Cuál es tu problema conmigo?
—Creo que ya lo hemos hablado —respondió tranquilo comenzando a conducir.
Su celular comenzó a sonar, anunciando una llamada. Vio de reojo y notó que era Namjoon, supuso era algo importante para que colgara y volviera a llamar, casi al segundo.
Se estacionó y contestó.
—Dime... no estoy para bromas, no estoy ahí... ¿Qué? ¿Dónde están? Mantenlo contigo, voy en camino... Aleja a cualquiera que quiera pasarse de listo —dijo y cortó la llamada.
Vio a Yugyeom y ahora con su semblante de molestia le habló.
—Bájate y vete en taxi.
—¿Qué? ¡Claro que no!
—Yo lo pagaré, solo bájate, tengo una emergencia y debo llegar pronto.
—Es con Namjoon, llévame ya días no lo veo.
—¡Que te bajes maldita sea!
Yugyeom lo vio mal pero no pensaba bajarse, Jungkook aún con molestia se bajó de su auto y caminó un poco para parar un taxi. Yugyeom al verlo abrió sus ojos en sorpresa, ¿pensaba dejarlo ahí? Bajó del auto gritándole para detenerlo.
—¡Jungkook! ¡Carajo! ¡Jungkook!
Jeon se subió al taxi y dio la dirección, iba maldiciendo por haber dejado su auto, por haber tenido que soportar a Yugyeom y por lo que Namjoon le había contado.
✧✦✧
Namjoon y Jin se encontraban en el bar, habían visitado varios pero en todos parecían sentirse incómodos así que optaron por ir al mismo de siempre.
Se sentaron en una de las mesas y pidieron sus bebidas, acompañado de una sesión de besos que poco les importó ser el centro de atención de algunas personas.
—Me gustas mucho —confesó Jin dejando un último beso en sus labios y se acomodó mejor para tomar de su bebida.
—Y tú a mi —respondió sintiendo sus mejillas sonrojadas.
Jin se giró para tomar de su bebida y frunció el ceño tratando de reconocer a cierta mata de rizos.
—¿Es Jimin? —señaló hasta donde estaba el menor en la barra tomando.
—Si, aguarda, tal vez Jeon está aquí, deja le llamo —sacó su móvil y marcó varias veces hasta que el castaño respondió—. Hola, te llamaba para saber si estabas acá en el bar con Jimin... —escuchó a su amigo decir que no así que quiso bromear un poco—. Pues con razón está con otro tipo más atractivo que tú —el castaño le preguntó dónde estaban así que supo que estaba celoso—. En el bar de siempre y descuida, ahora mando a Jin por él —bromeó y colgó.
Jimin estaba tomando, por más que quiso mantener la cordura, luego de varios tragos perdió la compostura, sonrió con coquetería al ver a un hombre fuerte del otro lado de la mesa. Pensaba que iba a follar hasta el cansancio. Los tragos estaban haciendo de su cabeza un nudo de confusión, solo pensaba en Jungkook.
Caminó con un movimiento y juego de caderas, hasta llegar hasta donde el hombre, tocó su brazo y le acarició despacio, siendo descarado y sexy.
—¿Quieres invitarme a tomar algo? —habló coqueto mordiendo su labio inferior.
—Puede ser, ¿qué se te antoja? —dijo el hombre tomándolo del brazo.
Jimin estaba por responder pero fue interrumpido.
—¿Jimin? ¡Hey! ¿Cómo estás? —saludó Jin.
—Hola —respondió apartándose del hombre rápidamente—. Muy bien, aquí tratando de relajarme —dijo apenas.
—Muy bien hombre, ¿quieres venir con nosotros? Namjoon está esperándome en la otra mesa.
Jimin lo dudó unos momentos, no quería estar con los amigos de Jungkook. Vio que el morocho le saludó mientras hablaba por celular. Pues este le había hablado a Jeon para avisarle donde estaba su chico.
—Lo siento pero quedé de tomar algo con él —balbuceó.
—Estoy seguro que a él no le molestaría —insistió el ojimarrón viendo que estaba pasado de tragos.
—Te lo agradezco Min, Lin, no, Jin —se corrigió—. Pero de verdad no quisiera interrumpirlos a ustedes dos, para la próxima podemos salir los tres —trató de responder pensando en el nombre para no equivocarse de nuevo.
—Seríamos cuatro, ¿te olvidas de Jeon?
—Él seguramente está recordándome —respondió con sarcasmo, Kim lo entendió así que solo sonrió.
—¿Discutieron?
—¿Qué? ¡No! Simplemente el señor estoy ocupado con el estirado del otro no tuvo la decencia de llamarme y cancelar nuestra cita —dijo sin pensar sonando molesto.
Jin silbó en respuesta.
—Lo siento, es tu amiguito tonto y no debí decir eso, es solo que Jungkook hará que me muera de un corazón, no, espera es de un coraje —hizo un puchero queriendo llorar, el alcohol no era un buen aliado en este momento.
—Estoy seguro que es un idiota, hace las cosas sin pensar —dijo entre risas al ver ebrio a Jimin, se veía adorable.
—Estamos de acuerdo en eso, es un idiota.
Namjoon llegó hasta ellos ya que notó que ninguno caminaba hasta la mesa y no quería enojar a su amigo porque sabía que se lo reclamaría hasta el final de los días.
—¡Jimin! Gusto de verte hermano —saludó recibiendo un apretón de manos de parte del ojiverde.
—Le digo que nos acompañe pero no quiere.
—¿Por qué no? ¿Estás en una cita?
—Yo... no, es decir, hubiese tenido una con el imbécil pero no se dio así que ahora solo quiero relajarme.
—¿Si? Que casualidad, nosotros también, por cierto, ¿entonces no vino Jeon contigo? —cuestionó Namjoon fingiendo no saber.
—No, él seguramente está olvidando su nombre en algún lugar con Yugyeom —dijo entre dientes.
—¿Yugyeom? ¿Qué pinta él en esto? —preguntó Jin.
—Supongo que tienen algo oficial —respondió simple subiendo y bajando su hombro para restarle importancia.
—Claro que no, a Jungkook no le interesa él.
—Los vi salir juntos y besarse en el estacionamiento, descuiden, sé que con él no somos más que sábanas él ama a ese estirado.
—No digas eso, es momento de que hablen.
—No creo que me busque en la empresa —se quejó queriendo reírse para disimular su tristeza, abría y cerraba sus ojos queriendo no caer dormido en cualquier instante.
—No hablo de mañana, hablo de ahora, mira quien vino por ti —señaló donde estaba Jungkook que con una sonrisa y con expresión de alivio se acercó hasta ellos.
—¡Jimin! ¿Estás bien? —se acercó hasta donde estaba y rodeó en un abrazo al rizado—. ¿Estás muy ebrio? ¿Quieres irte a casa? —preguntó mientras tomaba su rostro—. Gracias chicos —agradeció viendo a sus amigos.
El rizado sonrió sintiéndose feliz.
—Tuuuu me engañas y luego, y y y luego vienes aquí a interrumpir que tengo sexo aquí con otro —dijo colgándose del cuello de su amante.
—¿De qué hablas niño? ¿Pensabas estar con otro? —preguntó mientras acariciaba la cintura del menor.
—Tú estás con ese estirado, ¿has oído su acento? Es horrible —dijo haciendo una mueca de desagrado—. Lo elegiste a él hoy, el helado se puso triste y se derritió por tu culpa.
—Es verdad Jeon, besarte en el estacionamiento con el otro estirado no hará que Jimin quiera estar contigo —aconsejó Jin queriendo bromear un poco.
—¡Mierda! ¿Me viste?
—Si, tú ibas feliz mientras yo te esperaba.
—No, es que tenía que salir de emergencia, te prometo que es algo bueno, él me besó pero ya te dije que no me gusta.
—No te creo, vete —dijo separándose del castaño, se giró y vio al hombre, le sonrió y lo tomó en un beso descuidado y desordenado. Jimin estaba besando al desconocido y Jungkook solo pudo contar hasta diez antes de hacer un espectáculo del cual podía arrepentirse.
Jin y Namjoon ocultaban sus sonrisas y su sorpresa ante lo que el rizado hacía, mientras que el ojo de Jungkook bailaba en total estrés. Sus celos se dispararon y solo pudo separarlo bruscamente.
—Ya te divertiste, vámonos —dijo serio.
—No, tú vete con Yugyeom.
—Basta Jimin, vámonos.
—Vete y bésate con él que yo hoy follo con este hombre musculoso de aquí.
—Harás lo que yo te diga, es una orden —habló con voz autoritaria haciendo jadear al rizado.
—N-No me mandas tú a mi, no somos nada Jungkook.
—De acuerdo, tienes razón, ve y folla con él, yo buscaré a Yugyeom y nos vemos en el hotel si quieres.
Jimin procesaba lo que escuchaba, su expresión cambió a una de enojo.
—¡Eres un maldito infiel! —acusó.
—Si Jimin, lo que digas, adiós.
El rizado lo siguió y Jungkook solo sonrió, sus amigos nada más se vieron entre sí suspirando por lo bipolares y ridículos que se veían esos dos, el amor apendeja, confirmó Namjoon.
—¿Ya follaste? Vaya, que precoz —se burló.
—Vete a la mierda, me arruinaste la noche justo como la primera vez.
—Puedes regresar Jimin, no te estoy deteniendo.
—¿En serio? Llegas con tu aire dominante a ordenarme y después solo me dejas ir, ¿a qué juegas? ¿Qué soy para ti Jungkook?
—¿Qué eres para mí? ¿Todavía preguntas? Vine en un estúpido taxi hasta aquí porque el inútil de Kim me llamó para decirme que estabas con alguien, ¿quién crees que eres?
—De tu propiedad es evidente que no, no puedes hacerme esto.
—Pues entra de nuevo y ve a follar Jimin, no me importa.
—¿Por qué estás acá entonces?
—¡Mierda! Ya vete.
—Vete tú idiota, me iré a follar con ese musculoso y no vas a impedirlo —dicho eso se giró dispuesto a entrar al bar nuevamente pero fue sujetado de su brazo.
Jungkook lo giró atrapando sus mejillas con ambas manos.
—Eres un hijo de puta coqueto, no puedes follar con otros Jimin, no cuando eres mio —Jungkook lo besó desatando esa tormenta de sentimientos que lo ahogaba.
Estaba jodidamente celoso.
Los dos se besaban y trataban de llevar el control del beso, pero Jimin se dejó hacer siendo tan dócil y sumiso en manos de Jungkook.
—No soy tuyo —reprochó separándose del beso.
—Porque tú eres de Yugyeom, los vi hoy.
—No soy de él, entiéndelo.
—Entiende tú que llegas a desordenar mi mente.
—¿Y tú crees que no ocasionas un caos en mi? Jimin, no sé que maldita cosa hacer sin que tú estés rondando en mis pensamientos.
—No hay que mentir para convivir.
—¿Piensas que miento? Dejé mi auto en algún lugar estacionado por venir por ti, porque soy un maldito egoísta que estaba celoso porque estabas con alguien más.
—¿Celoso?
—Si Park Jimin, estoy jodidamente celoso de pensar que puedes estar con alguien más.
—¿Es un chiste? Tú bien que estás con otros y no me ves haciéndote un berrinche como este, ¿qué carajos quieres?
—Amarte —confesó, ambos se vieron unos segundos que pareció a una eternidad, Jungkook volvió a besarlo con pasión y deseo—. Vamos, vamos a casa —susurró, Jimin solo asintió, el castaño detuvo un taxi y dio la dirección de su casa. El menor trataba de procesar cada palabra pero el alcohol no ayudaba mucho.
Los dos iban casi drogados por la miel del otro, su sesión de besos no paró en el vehículo. Llegaron a la casa del castaño, Jimin quedó de pie frente a la puerta un poco nervioso.
—¿Pasó algo? —preguntó con cuidado pues Jimin parecía seguir perdido en alcohol.
—No es el hotel —firmó.
—Dije que vendríamos a casa.
—¿Estará tu madre de nuevo? —bromeó, aún se sentía mareado así que caminó como pudo.
—Es posible, ¿quieres decirle que tienes novio?
—Estoy seguro que quiere oír eso, por supuesto.
Ambos se sonrieron y entraron a la casa, Jungkook encendió las luces y caminó a la cocina, Jimin se quedó de pie en la sala, estaba nervioso y no era la primera vez que iba a la casa del ojiazul.
—Te traje agua.
—Gracias, supongo servirá.
—¿Cómo te sientes? ¿Quieres dormir?
—Quiero comer Kook —dijo cual niño pequeño haciendo un adorable puchero que Jungkook no pudo evitar besar.
—¿Quieres que ordene pizza?
—Si, y pan de ajo, también alitas y papas, quiero comer.
—El alcohol te da hambre, anotado.
El castaño pidió lo que Jimin quería, agregando un extra de helado para su rizado. Llegó a la sala en donde el ojiverde estaba acostado hecho un ovillo.
—¿Jim? —llamó moviéndolo un poco sin tener respuesta—. Solo me fui un momento y ya estás dormido, anda ven que te daré un baño antes —dijo en voz suave.
El ojiverde abrió sus ojos perezosamente sonriendo al ver los brillantes azules.
Dejó que el castaño lo cargara estilo nupcial hasta el baño, en donde despojó su ropa, sentándolo en el inodoro. Abrió el grifo de la bañera tocando con su mano el agua para que estuviera tibia. Agregó el jabón para hacer burbujas y ayudó a Jimin a entrar con cuidado.
—¿Quieres qué te lave el cabello?
El rizado tan solo lo vio con adoración sin decir una palabra, mantenía una sonrisa en su rostro.
—Si sigues viéndome de esa forma, harás que me enamore de ti —confesó en voz baja, lavando las piernas del menor quien cerró sus ojos disfrutando de la tranquilidad que sentía en ese instante.
Jungkook lo admiró un momento, se vio a sí mismo y suspiró, era imposible negar que había caído por el amor de Jimin.
—Voy a enjuagarte, ¿bien? Cierra tus ojos cariño —avisó.
Luego de darle el baño, lo ayudó a salir, envolviéndolo en una bata, lo cargó hasta la cama y lo dejó hecho un rollito con las sábanas. Escogió algo de ropa limpia de su armario, tan solo ropa interior y una de sus grandes camisas.
El timbre sonó y supo que era la comida.
—Espérame aquí, no te muevas bebé.
—¿Por qué tu habitación se mueve? —balbuceó haciendo reír al castaño, quien se acercó a dejar un beso en su frente.
—Cierra tus ojos amor, hazlo mientras vuelvo.
El rizado hizo caso, cerró sus ojos y se permitió suspirar tranquilamente, Jungkook salió de la habitación y abrió la puerta, su cara palideció un momento.
—¿Qué quieres?
—Traje tu auto, ten las llaves —dijo entregándolas.
—Gracias Yugyeom, bueno, nos vemos, ya iba a descansar.
—¿Si? Creí que estarías con Namjoon, lo llamé y me dijo no sabía de ti, fue suerte encontrarte.
—Supongo, bueno adiós, buenas noches —se despidió queriendo cerrar la puerta pero no eran los planes del otro quien puso su pie impidiendo que este lo cerrara.
—¿No me invitas a pasar?
—Es tarde Yugyeom, solo déjame descansar, mañana tengo que trabajar.
Yugyeom estaba por acceder, a decir verdad que tuvo la oportunidad de besar a Jungkook y hacer que Jimin lo viera, sonrió por eso haciendo que Jeon lo viera confundido.
—Que descanses Jungkookie —dijo acercándose coquetamente hasta dejar un beso en la mejilla del castaño quien se apartó rápidamente sin importarle verse brusco.
—Si, hasta luego —contestó cerrando la puerta de una sola vez. Suspiró sintiéndose cansado, había sido un lunes muy pesado pero estaba feliz por lo que había hecho durante el día, obviando las partes en donde estaba Yugyeom.
Llegó hasta la habitación y vio al rizado viendo un punto fijo en el techo.
—¿Todo bien?
—Si, el alcohol bajó un poco, ¿hace cuánto estoy aquí?
—No lo sé, honestamente no revisé la hora.
—¿Era Yugyeom? —preguntó despacio.
—¿Cómo?
—Fui a buscar un vaso de agua, te vi en la puerta y noté cuando te daba un beso, supongo que ya es costumbre.
—Si, él vino a entregarme el auto que dejé en algún lugar estacionado por llegar hasta donde estabas, si Jimin.
—¿Por qué lo haces?
—¿Hacer qué exactamente?
—Todo esto, ¿por qué no me dejas en el bar tirado a mi suerte? ¿Por qué debes actuar de este modo? ¿No ves lo que provocas?
—Sigues ebrio, no te alteres.
—¡No! No estoy alterado ni ebrio, o tal vez si un poco pero tú eres un bueno para nada que solo me atormenta —gritó frustrado saliendo de la cama, estaba ya vestido así que caminó hasta la puerta.
Jungkook solo suspiró y lo tomó del brazo queriendo verse tranquilo.
—Estamos a mano, fue tu culpa por no ponerle seguro a esa estúpida puerta de ese estúpido baño en ese estúpido bar.
—¿Y eso qué tiene que ver?
—Que desde ese jodido día no he podido soltarte —dijo acercándose para besar al rizado quien se dejó hacer.
No podía poner resistencia ante la voz y los besos de Jungkook.
—Fue tu culpa por abrir de repente —susurró sobre sus labios.
—¿Qué haré contigo? Dime, ¿qué hago contigo Jimin?
—Follarme —pidió besando nuevamente los labios del castaño. Su beso de pronto se intensificó y ambos iniciaron ha acariciarse sobre sus ropas.
—¿Estás seguro? ¿Sigues ebrio? No haré nada en tus condiciones.
—Solo hazlo —pidió restregándose en el cuerpo contrario.
—No, espera, tocan el timbre, fijo es la comida, espérame sentadito en la sala —ordenó dejando un beso en la mejilla del rizado quien obedeció sin rechistar.
Esta vez si era el repartidor de comida, Jungkook tomó la bolsa que le habían entregado luego de haber pagado y agradecer. Cerró la puerta y llegó hasta la sala, poniendo todo en una de las mesitas que ahí estaba.
—Muy bien, pediste todo esto, ¿aún tienes hambre?
—Quiero chorizo y huevos Kook, preferible el tuyo.
El castaño soltó una carcajada haciendo sonrojar al rizado.
—Eso después, por ahora debes comer, tenías hambre hace un momento, así que puedes tomar lo que desees.
Jimin vio todo en la mesa y su estómago rugió así que hizo caso y comenzó a comer.
La noche pasó entre risas, vídeos de YouTube, en comer y disfrutar de la compañía del otro. Esa noche se fueron a dormir teniendo una sesión de besos antes de cerrar sus ojos y dejarse llevar por sus sueños.
Durmieron abrazados, siendo Jimin la cuchara pequeña.
✧✦✧
Al día siguiente, fue el bajo caliente en su zona íntima que lo hizo jadear y abrir bien sus ojos. Mordió sus labios viendo con claridad de qué se trataba. Se estiró en la cama haciendo crujir sus huesos mientras recibía besos en su entrepierna.
—¿Vas a despertarme así todos los días? —jadeó.
—Puede ser, si te portas bien si —contestó lamiendo la erección de su amante.
—El que pone orden aquí soy yo nene.
El rizado sonrió y subió para dejarle un beso en los labios al castaño.
—Buenos días Kook —dijo inocentemente.
—Buenos días Jim —admiró unos segundos el brillo en los ojos de su amante y algo dentro suyo se sintió feliz.
Ambos se sonrieron y se besaron una vez más, Jimin siguió dándole atención al miembro erecto de Jungkook.
Sus besos pronto dieron paso a sus lenguas, el más bajo se subió al regazo del mayor sin despegarse de sus labios.
—Tenemos que ir al trabajo.
—Soy el jefe, puedo faltar —respondió entre el beso.
—Pero yo no, así que hay que ir a bañarnos, tampoco traje ropa, tengo que ir a mi casa.
—No iremos a trabajar hoy, nos quedaremos aquí, además tu resaca hará que cocines feo.
—¡Hey! No es cierto —se separó del beso viendo mal al otro bajo él.
—Soy el jefe y se hace lo que yo digo, ahora solo hay algo que hacer —jugueteó con el elástico de la ropa interior del menor y mordió su propio labio.
—¿Si? Eres increíble, en mal modo —bromeó con cariño—. Ahora solo bésame tonto.
Rodaron en la cama hasta que Jungkook quedó sobre él, seguían con su sesión de besos, el castaño llevó una de sus manos hasta el muslo del ojiverde dejando caricias y apretones en ella.
—Eres precioso —halagó en medio del placer que sentía, el rizado tan solo sonrió sintiéndose completo, amaba que Jungkook fuese lindo con él, aunque a veces pensaba que el castaño lo hacía solo para hacerlo sentir bien.
—¿Eso le dices a todas tus conquistas de sexo? —bromeó.
—No, a ellos ni siquiera les hablo.
—¿Han habido más últimamente? —preguntó queriendo no sonar celoso y fallando en el intento.
—No, es más, en aquella mesa de la esquina están mis pruebas, me las hice hace mucho y puedes darte cuenta que estoy limpio, no he estado con nadie más que tú, desde que te conozco solo he podido ser de ti Jimin.
Ambos se detuvieron y conectaron sus miradas, suspiraron casi al mismo tiempo.
—Te creo, yo tampoco podré estar con alguien más aunque mienta diciendo que si.
—¿Serás mío?
Jimin quedó en silencio, su corazón daba vuelcos dentro suyo. No sabía como interpretar todo lo que estaban hablando.
—¿Qué hacemos? —preguntó con temor el ojiverde acariciando con su dedo índice la cara de su amante sobre él.
—Supongo que lo que hemos estado evitando —susurró el castaño—. ¿Quieres continuar? —preguntó viéndolo fijamente.
Jimin tan solo asintió.
Jungkook besó los párpados de Jimin, sus mejillas hasta llegar a sus labios. El ritmo había disminuido, sus caricias eran suaves y sus besos lentos.
Había algo diferente en lo que hacían, ambos lo sabían. Lo sintieron.
Retiraron sus prendas, hasta quedar desnudos. Despojando sus miedos, se abrieron en cuerpo y alma delante del otro.
Jungkook tomó el lubricante que estaba en su mesita de noche, untó un poco en sus manos, deslizando uno de sus dedos en el interior del rizado, quien jadeaba gustoso ante la intromisión.
Añadió otro dedo y así sucesivamente hasta que sintió estaba listo.
Se aplicó un poco en su miembro, y con mucho cuidado entró en su amante, ambos gimieron por la sensación.
Se besaron nuevamente e iniciaron el vaivén de caderas, era lento, cuidadoso, no era como las otras veces de fuertes y rudos. El ambiente se sentía diferente, se sentía limpio y correcto.
No es que las otras veces no se sintieran bien con su sexo rudo, pero esta vez las cosas parecían querer decir lo que no han podido expresar con palabras.
Sus movimientos eran certeros y cariñosos, estaban teniendo algo más que solo sexo, la conexión de ambos cuerpos los estaba llevando en una nube de placer y deseo, pero sumándole un sentimiento más... el amor.
El mar interminable de emociones en las que navegaban, los hizo sentir que flotaban en medio de la tormenta. La calma los envolvió y aunque no sabían con exactitud que pasaría después de hoy, ambos se sentían seguros y en paz.
Puede que las cosas cambien para bien o para mal, pero eso poco o nada importaba. Estaban ahí entregándose completamente y no había una pizca de arrepentimiento.
Sus cuerpos danzaban al compás de sus almas, estaban seguros que más allá, en otro universo, había un Jimin complementando a un Jungkook, y un Jeon siendo el soporte de un Park.
Ese sentimiento que los llenó los hizo sentirse dichosos. ¿Cuál es la posibilidad de encontrar el amor en medio del sexo?
Quien sabe, pero en esta historia, ambos encontraron más de lo que buscaban.
Una noche se convirtió en muchos días, días en los que se alargaron a meses y meses que podrían ser años, todo ese tiempo, pasará a ser una eternidad sin que ellos se den cuenta.
Cuando menos lo esperen, ellos descubrirán que han estado en su hogar desde mucho antes de querer llegar.
La mente del menor era un caos, para él tener sexo lento solo sucedía cuando había amor. No quería ilusionarse pero su tonto corazón estaba haciendo una fiesta dentro suyo.
Por supuesto que Jungkook sabía lo que hacía, ¿cómo olvidar esa primera noche cuando Jimin se lo dijo? Hacerlo lento es cuando había amor y quería demostrarle a su amante lo que siente por él, porque él, siendo muy cobarde no ha podido decirle viéndolo a los ojos que está enamorado de todo lo que es él.
—Kook —jadeó.
—Aquí amor.
—Estoy por... por...
Jungkook lo entendió, comenzó a besar sus pezones y acariciar sus muslos, su vaivén seguía siendo lento y cuidadoso.
Jimin terminó manchando ambos cuerpos, unas estocadas más y Jungkook se corrió en su interior.
Se acostaron uno al lado del otro, ambos queriendo entender esa felicidad que estaba queriendo salir de sus pechos.
—Kook —lo llamó con temor a que el castaño reaccionara mal en ese instante, pero lo que escuchó lo hizo quedar en silencio y quieto en su puesto.
Se congeló sin atreverse a realizar algún movimiento con el miedo de haber escuchado mal y de romperse ante la realidad.
Jungkook no lo pensó, su boca habló antes de siquiera procesar lo que diría. Su corazón se sintió acelerado, lo dijo y no había vuelta atrás.
Lo dijo esperando las consecuencias, lo dijo queriendo ser valiente esta vez.
Sabía lo que Jimin era para él, no quería perder más el tiempo cuando en todos estos momentos junto al ojiverde supo que era él, siempre fue él.
Así que dejando la cobardía y el miedo de lado pudo decir esas dos palabras que han querido salir desde hace mucho tiempo, que ha querido confesarle a Jimin desde hace varios días.
Lo hizo.
Las últimas palabras que se escucharon en la habitación fueron dichas por Jungkook, antes de que el timbre sonara insistente en su casa.
—Te amo Jimin.
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